El miedo no es ninguna tontería

7 junio, 2017

Isabel Jiménez

Cuando inicio un proceso de terapia, la primera pregunta que formulo es: ¿Cuáles son tus objetivos para este proceso, qué es lo que quieres trabajar? A menudo, la respuesta es: quiero dejar de tener miedo.

Si bien es un objetivo legítimo, hay que tener en cuenta que el miedo, al igual que las otras emociones básicas de las que nos ha dotado la naturaleza (miedo, ira, amor, tristeza), tiene una función de preservación imprescindible para la supervivencia. Lo que va a determinar su nivel de salubridad es cuando deja de tener una función protectora, y se convierte en un obstáculo para nuestra vida diaria.

Tener miedo nos impulsa a tomar precauciones o medidas de seguridad, a buscar más información, a pedir consejo, a reflexionar, a medir las consecuencias de nuestra acción o decisión.

Tener mucho miedo nos puede mantener en la indeterminación, en dilatar excesivamente en el tiempo la toma de decisión, en calentarnos muchísimo la cabeza (y la de nuestro entorno) sopesando pros y contras.

Tener aún más miedo nos puede llevar al bloqueo y a la falta de decisión/acción, con la consiguiente paralísis 

No tener miedo puede originar temeridad, imprudencia, irreflexión, precipitación… con todo lo que ello conlleva.

¿Cómo saber cuando el miedo es excesivo? Algunas señales de alarma serían:
– Síntomas físicos: sensaciones de ansiedad, angustia, insomnio, nerviosismo… Si son recurrentes y surgen ante situaciones habituales, (conocer gente, afrontar nuevos retos…), pueden ser señales de un miedo excesivo.
– Evitación de determinadas situaciones (hablar en público, salir de noche, iniciar nuevas actividades)…. 
–  Ninguna razón aparente, o todo… algunas personas viven con la sensación de que todo les da miedo, montándose una creencia limitante que va a invadir y obstaculizar gran parte de su campo vital.

Sergio vino a consulta para trabajar su miedo a hablar en público. Exploramos las fantasías que proyectaba en la mirada de cada oyente «Me está mirando mal… Está poniendo cara de aburrido… «, las expectativas y exigencias más o menos realistas que se forjaba respecto de sí mismo y de su rendimiento, con los consiguientes juicio y presión internos, e incorporamos técnicas de preparación para hablar en público. Con todo este trabajo, y aún un poco de adrenalina, consiguió ampliar notablemente su comodidad en esa situación.

El proceso terapéutico se enfoca a hacer consciente las fantasías subyacentes, así como a conectar con los recursos adecuados para apreciar y utilizar correctamente la señal que nos envía el miedo, como aliado, en su justa medida, de nuestro bienestar y crecimiento personal.

No, el miedo no es ninguna tontería!

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