Probablemente, éste sea el tema estrella en los procesos terapéuticos. Somos seres relacionales, necesitamos vitalmente del otro para vivir y sobrevivir: incontables estudios e investigaciones lo avalan, desde nuestra absoluta indefensión al nacer, hasta el anhelo de amar y ser amadas que todas las personas sentimos durante toda nuestra vida.
A lo largo de nuestro desarrollo, acumularemos vivencias con las que construiremos creencias, patrones de conducta, mecanismos de defensa… en definitiva, una visión del mundo definida por nuestra experiencia vital, y que a la vez determinará las personas y situaciones hacia las que nos orientaremos, reconfirmando así esos aprendizajes.
En lenguaje popular, es cuando decimos: “¡Es que siempre me pasa lo mismo!” “¡Otra vez he tropezado con la misma piedra!”
¿Has pensado eso alguna vez tú también?
Te ofrezco hoy una alternativa, y te invito a pensar en: ¿Qué es lo que repites? ¿Qué es lo que “siempre” haces igual?
Centrándome en el tema del mensaje de hoy, acerca de las dificultades en las relaciones, te propongo esta reflexión, que podrás hacer en la intimidad de tu hogar:
Piensa en cinco características tuyas que ves que causan dificultad en tus relaciones. Por ejemplo:
- Yo veo que me aferro a mis rutinas, y esto me resta espontaneidad y me dificulta el abrirme.
- Mi contundencia al hablar a veces intimida a l@s demás y l@s aleja de mí.
- Soy muy adaptable para no molestar a nadie, y al final no me siento tenid@ en cuenta, con lo cual me enfado y me alejo.
- Me doy cuenta de que me enfado y me alejo si no recibo de inmediato la atención que pido.
- Yo veo que…
Cuando tengas la lista, repasa situaciones recientes en las que alguna de estas características tuyas te haya causado un conflicto en una relación. Recuerda cómo reaccionó la persona implicada, y que ocurrió después. A continuación, haz el ejercicio de imaginar una conducta alternativa saludable a la que adoptaste, cómo hubiese reaccionado la otra persona, qué hubiese ocurrido con esa conducta alternativa…
Me dirás que esto es pura imaginación, OK… pero incluso siendo un ejercicio de imaginación, te permite explorar otras alternativas que sin lugar a dudas ya existen en ti, siempre que hagas este ejercicio desde una perspectiva de realidad, es decir: no pretendas convertirte en quien no eres, sino que pienses en cómo potenciar y/o desarrollar conductas y actitudes que en algún momento de tu vida, has sido capaz de aplicar.
Por ejemplo: puedes escoger no entrar al trapo en cualquier provocación, seguro que alguna vez lo has hecho! Puedes respirar a fondo y ser algo más paciente, no me puedo creer que no lo hayas sido nunca… Puedes arriesgarte un poco – ¡sólo un poco, para empezar! a dejar que la vida te despeine, que tu casa no esté tan arreglada, a cambio de vivir una noche loca, o marchar fuera un fin de semana sin mucha planificación…
0 comentarios